ADVERSARIOS
Estremece santo y
canto
de un ser excepcional
cuyo talento
nato
adulterio y nada más.
A soflamas guerrilleras
con espadas al chocar,
combatientes altas bestias
al emporio dominar.
- ¡Iguala condiciones!-
le gritaba
el adversario,
suministrando bruscos golpes
la bestia lo
ha emboscado
- ¡Hace trampa!- le gritaron,
sin embargo, el Rey no escuchó
- ¡La revancha!- grito la gente
- De nueva cuenta gano yo-
- ¡La revancha!- grito la gente
- De nueva cuenta gano yo-
Fiel soberbia petulante
la otra bestia levantó
- Acércate mi fiel amante,
- Acércate mi fiel amante,
que con
tu vida acabo
hoy-
-No te alteres
mi estimada,
que la guerra gano
yo,
egoísta y desquiciada
mi premio serás vos-
-¡Arrepiéntete!- la espada enarboló,
tres cruzadas
ha insertado
y el cuello
le arranco
- ¡Salve oh Reina del Emporio!
- ¡Salve oh Reina del Emporio!
El tumulto blasfemó
no deseaba que una
bestia
los sometiera a su control.
Desangrándose la bestia el adversario observo
que aquel cuerpo
sin vida
sería por siempre
su gran amor.
REINA O DIOSA
He
vuelto a la
monotonía,
la desdicha y
el dolor,
mi
esencia sobrevive
en
aquellos seres
que
de forma causal
de mí se han de acordar.
He
sido dichosa
un breve tiempo,
así
como mi presencia
en el corazón de un caballero.
Me sentí
reina
en sus brazos,
atrapada por el
júbilo y deseo,
decorosa en
tibias manos
en
espíritu de hielo.
Me observabas
cual estatua,
- ¡incrédula!
- tu
soflama,
yo
ferviente amorosa,
cual desecho
me tomabas.
Me
considere reina
al avasallar a
tu diestra,
cuando
simplemente
me
intimaste doncella,
creí, que al entrar
en tu dominio
estaría satisfecha,
sin embargo
es ahora la
causa
de mi
tremenda insolencia.
Era
más que diosa,
impregnaba en multitudes mis mandatos
-¡Regocíjense a la presencia de Zared!-
el mundo estaba a mi merced.
No debí
tomar la vida
de un mortal,
como Diosa, me alejaba
del pecado,
sin
considerar, que,
al bajar
de mi dominio
me perdería
en los senderos
de
castigo.
Quise tocar
la tierra
y
danzar como las
ninfas
ante los
cortejos de un sátiro,
en cambio, he manchado mis ropas de
inmundicia mortal
por querer jugar a la reina
imaginando gobernar.
en cambio, he manchado mis ropas de
inmundicia mortal
por querer jugar a la reina
imaginando gobernar.
Olvidé que
tenía todo
por un
simple capricho
que ha
perjuiciado mi decoro
ante
mis súbditos malditos.
MÍREME JOVEN DIOS
He descubierto su identidad
¡Oh joven Dios!
míreme señor que no me he ido,
espero sus órdenes.
¡Pero míreme ahora!
Quizá no esté mañana,
no lo haga con reproche,
mucho menos con odio
¡Mireme ahora que soy su esclavo!
gire esos zafiros a mi persona,
¡Le ofrezco mi
alma
a cambio de que me mire!
a cambio de que me mire!
¡Oh joven Dios!
Distíngame de los otros
he de glorificar su imponencia,
ponga su garra sobre mi cuello
¡Destrúyame si lo desea!
no necesita mi permiso,
míreme de una sola vez.
Le he ofrecido mi alma
¿Acaso no lo ve?
¡Míreme ahora!
No se arrepienta
Serviré a usted si lo desea
Pero… míreme
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