Friday, April 17, 2020

Joe Guzmán - N° 9




IMPROVISACIÓN


He improvisado un acto de cinco minutos
En un callejón del centro. 
Todo consistía en repetir tu nombre
Hasta que los autos me impacten. 
No había lógica 
Ni confabulación 
Sólo un corto período de luz
Despedazando criaturas repulsivas.


Podrías decir que todo es invención mía
Que soy la pieza desfigurada
De un gran rompecabezas
O un monólogo terrible entre tus costillas.
Podrías decir muchas cosas
Para hacer de todo esto
Algo más extraño e inusual.
Pero la lluvia aún delira sobre mi espalda
Y la radio sintoniza una canción de David Bowie.


ACEFALIA


Cómo caer en nosotros mismos
Sin terminar heridos.
Cómo caer fuera de nosotros mismos
Sin percibir el hedor
De animales decapitados
Con el filo de una hoja
Que emerge de las concavidades supremas del amor.


¿Cómo ser algo 
Quizás una materia viva
O el tonto crepitar de dos mundos
 Que colisionan bajo los pies?


Pertenezco a una generación que leyó a Ginsberg
Pero que nunca levantó sus faldas
Para atravesar su propio infierno.
Pertenezco a una historia de lentos movimientos
De inmensos barcos cruzando el Estigia
Para huir de su propia locura.
Pertenezco a una generación 
Sin origen
Sin ramas genealógicas
Una generación que perdió la fe
De encontrarse
En los cuerpos acuchillados de gigantes
Que habitaron la tierra hace miles de años. 


No me he perdonado.
Soy la vil geografía de un horizonte
Flagrado de delitos y de penas
Que está destinada a desaparecer
Bajo los efectos de cualquier droga. 


Soy el fuego que destruye
Los primeros vestigios de la muerte
En la mente de un niño
Para reinventarme
Pero ya sin cabeza
Ya sin piernas
Ya sin brazos.
Y ser solo un corazón
Latiendo en una vieja caja de galletas.


OSCURIDAD RASGADA


Has parido una realidad viscosa y deforme 
Llena de cielos afilados
Y de espumas balbuceantes
Sobre mis hombros
Donde la única luz que existe
Es la de una estrella desvaneciéndose en tu garganta
O la de un ojo
Que crece moribundo entre mis sueños. 
Abrázame. 
Haz de mi tristeza una criatura
Confiérele  
Órganos, hueso, pieles, cabellos y alas.
El poder de levantar paredes mutiladas 
En el rostro de los asesinos 
Que hicieron del amor 
Algo tan limpio.
A veces somos
Una oscuridad rasgada.
Una invención desconcertante.
Una infancia ensangrentada.
Un alarido que sostiene niños de piedra sobre un cordel
Y los hace girar como astros envejecidos sobre mi cabeza.


Mi voz no es la de un cisne alado y hermoso
No te puedo cantar
No puedo hacer de mi boca una catarata de imágenes luminosas
Que perfore tus oídos.
Mi voz es la de un hombre
Envuelto con vidrios 
Y enceguecido de ira.
La de un hombre
Que caza mariposas en medio de pesadillas
Para clavarlas sobre tu corazón.


Mi soledad 
Es igual a la tuya
Solo con una excepción:
La mía da más sombra que las de mil hombres. 


GRAVEDAD


He abierto mi pecho a unos metros de ti
Y alguien ha caído dentro de él
Como si la gravedad con la que te envuelvo
Fuera un gran parque 
Lleno de animales prehistóricos.
Y mis ojos, simples fotografías
De perros luminosos mordiendo trozos de hielo. 


(He abierto mi pecho a unos metros de ti
Para que nunca te vayas).


II 


Existir es abrazarse
A lo imposible.
Perderse
 Entre los escépticos 
             Laberintos
De nuestros 
             Innumerables  rostros.
Para terminar devorando
Al inocente vástago
Que emerge de nosotros mismos. 


(Cimentar lo cotidiano
En el preludio de lo absurdo)


Morir es acudir al vacío 
Para ser Otro. 
Extraviar 
La inocente piedra
Que se bosqueja
En el tarot de nuestros
Hartazgos metafísicos.
(Desgarrar lo indefinible
En el panteón de la razón)


Renacer, en cambio, es otra cosa.
Renacer es danzar
En la orilla de nuestros abismos
Iluminando a los temibles
Nenúfares  
De la inconsciencia. 
Renacer es aprender a sonreír
Con un gato maullando                   
Entre las manos.                   


(Descubrir la Nada
En el universo
De nuestra propia imagen)


EL ORIGEN DEL AMOR


El amor nació hace miles de años en una cueva.
En ese entonces las bestias
Se miraban los unos a los otros
Con los ojos aún llenos 
De criaturas marinas
Imaginándose a sí mismos 
Con otros rostros
Con otras fisonomías
Pintando el cielo 
Con el color de sus sangres. 
Lo terrible era entonces la perfección.
La oscuridad era un animal oculto en sus carnes
Y así aprendieron a sobrevivir
Recolectando
Cazando
Imaginando que sus dedos
Eran pinceladas luminosas sobre el polvo. 


Pero una noche
Una bestia soñó que miles de lobos iban hacia él para comérselo.
No podía hacer nada
Salvo cerrar los ojos 
Y esperar la muerte con valentía
Pero en ese instante un grito lo despertó.
Era la de otra bestia
Que soñaba que miles de lobos iban hacia ella para comérsela. 
Ambos soñaban lo mismo.
Ambos eran lo mismo. 


FOTOGRAFÍA BARRIDO PANORÁMICO


La tierra que ahora cubre mis pies
Cubrieron también los de otros que hoy ya no están.


Hace miles de años hombres llegaron desde lejos
Desnudos y hambrientos
Buscando bestias con qué saciar su hambre
Alargando sus lenguas entre las piedras más frías
Para calmar su sed 
Y la de los hijos
Que brotaban como lágrimas acorazadas
A los huesos.  


Consumados y perdidos
Construyeron casas de barro
Entre los colmillos aullantes del sol
Sintiendo en sus gargantas las carnes aún temblorosas del espanto
Descubrieron el arte
Pintando de rojo los cuerpos de sus muertos 
Pensando que en la otra vidas serán más fuertes
Y los arrojaban enloquecidos y balbuceantes
A las enormes grietas que abrían al pie de las montañas


Cuando anochecía. 
Restregaban sus cuerpos a la de sus mujeres hasta herirse 
Y quedarse dormidos.
Soñaban entonces con otros hombres de pieles luminosas
Que llegaban
Cabalgando en grandes animales alados
con el corazón lleno de fuego
Hablando en otras lenguas
Y convirtiendo a las estrellas en cenizas con tan solo escupirlas. 


Sus vidas 
Eran imágenes que pasaban por el ojo de un ciclope.  


En medio de sus angustias
Construyeron templos majestuosos en honor a sus dioses y demonios 
Que crecían como raíces pegadas a sus vértebras
Quemaron la cabellera y el sexo de los que eran elegidos sacerdotes
E hicieron cantar a las aves
En cuatrocientas voces distintas
Para que atravesaran sus pechos 
Y les enseñaran a migrar a otros mundos menos terribles
Y lloraron
Y lloraron 
Hasta que sus ojos fueron pequeñas líneas
En las azules murallas del vacío. 


Ellos fueron mis antepasados.
Cadáveres envueltos en vidrios 
Que me abrazan
Para decirme cerca al oído
De que nunca estaré solo. 







Joe Guzmán (Trujillo, 1991) Escritor y docente. Estudió la carrera de Educación Secundaria, en la mención de Lengua y Literatura, en la Universidad Nacional de Trujillo. Autor de El devenir de lo incierto (Paloma Ajena Editores, 2014). Segundo (2010) y primer (2012) puesto en los Juegos Florales Interuniversitarios de la Universidad Nacional de Trujillo; segundo puesto en el Concurso Nacional de Relato Corto “A toda página” de El Cultural (2012); y menciones honrosas en el Concurso Nacional de Poesía (2016) organizado por la Feria Internacional del Libro de Trujillo, el II Concurso Nacional de Poesía Huauco de Oro (2017) y el XVII Concurso Nacional Juvenil de Cuento “Germán Patrón Candela” (2017). Es columnista en el portal periodístico "Valor.pe" y en la revista "Taquicardia".




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