Tuesday, March 17, 2020

Martín Gala - N° 2





LA TRISTEZA NO, ES LA TARDE


Podrán crear una maquina que invente ideas
que se escape en la mañana por las rendijas de mi ventana
y pinte las calles del azul 
del cielo
pero no, la tristeza no, es la tarde.


Podrá acaecer que un hombre construya puentes en los corazones de la otredad
y el vacío sea llenado por turbulencias de deseos,
que extinga la soledad, 
el amor,
pero no, la tristeza no, es la tarde.


Podrán maldecir al firmamento, 
con tal maldición que el odio llegase hasta los tuétanos del universo,
que el big bang escape de su eternidad 
y sea el caos,
el orden,
pero no, la tristeza no, es la tarde.


Podrán hundirse los barcos que navegan en la angustia de los oprimidos
y su revolución sea suspendida por la muerte de las ansias,
que el deterioro de la motivación 
sea el castigo 
el engaño,
pero no, la tristeza no, es la tarde.


Serán las comedias un río sin mar 
y las risas que se escuchan en la marea residual sean un lamento 
en las oscuras alas de los gallinazos,
que en la lontananza de la tierra sea el dios,
la pena,
pero no, la tristeza no, es la tarde.


Podré volar en los sueños de la media de un cuadrado 
y los recuerdos sean una reseña de la historia en quietud,
que las respuestas se hallen ocultas en las despedidas
el horror,
pero no, la tristeza no, es la tarde.


Podrá el pusilánime ir por el mundo arrancándose las dudas
y el descontento de su ser sea una puerta a umbrales de otros seres
que su miedo estático sea un candado que encierra golondrinas,
y sus esperanzas sean tejidas por arañas mecánicas diseñadas
por el gran arquitecto,
o dios,
pero no, la tristeza no, es la tarde.


Si voy por el mundo recorriendo calles olvidadas
en países sin nombre
en libros sin pausa
y si el corazón es un silencio que se escabulle en la melancolía de un bandoneón
podrán ser la mañana, la noche,
pero no, la tristeza no, es la tarde.


HAY UNA BRISA EN EL SUR


Estoy en el fin del mundo 
haciendo de las palabras flores 
para que trepen las paredes húmedas de la brisa
¿llegarán acaso hasta las hojas 
que en otoño se estrellan en los versos de arena?
corro hacia las llamas para treparme en sus halos
le suplico a las brasas
a la salvación de tus ojos
al infierno con sus fantasmas...
y aun así, 
estoy en el fin de las horas 
cantan los minutos 
el olvido 
la desventura
las risas en las callecitas de tierra
las nostalgias en los vinilos que se incendian sobre la mesa.

languideció en mi manos la razón y los puñales/se convirtieron en 
roces de algodón
hay un miedo que recorre las avenidas 
las esquinas
las extrañas cortinas de las casas
el sur del mar
el azul del techo que me hace un desierto


Autor: Martín Gala

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